miércoles, 24 de febrero de 2016

Nadar a contracorriente

No hay tarea más urgente en Venezuela que resolver el problema alimentario
A miles de familias no les alcanza el dinero para comprar comida porque la inflación acabó con su capacidad de compra y la escasez se está haciendo insoportable. Alimentos de bajo costo como el atún, las sardinas, la pasta, los huevos y las caraotas, que formaban parte de la dieta de los sectores de menos recursos, hoy se venden a un precio impagable.

El miércoles pasado, el Presidente anunció medidas para enfrentar la crisis económica y dedicó un tiempo al problema alimentario. Todas van dirigidas a atacar las consecuencias del problema pero no las causas. Es decir, no resuelven nada.

Este problema hay que resolverlo de raíz y la raíz está en un modelo económico que hay que cambiar. Con una política de entregar dólares baratos a los importadores, fijar precios por debajo de los costos de producción y expropiar empresas productivas de alimentos, haciendas, torrefactoras, centrales azucareras y un largo etcétera, el resultado no podía ser otro que la destrucción de la producción nacional. No estamos produciendo y ya no tenemos los dólares suficientes para importar lo que necesitamos. Reactivar el aparato productivo es imposible sin el concurso del sector privado y nadie puede invertir su dinero si el gobierno no genera confianza. 

Por otro lado, es indispensable acabar con las distorsiones de los precios. Para que un kilo de queso producido en el Zulia, que se vende 20 veces más caro en Colombia, llegue a Caracas tiene que nadar muy duro contra la corriente. El estímulo para el contrabando es muy fuerte y el bachaqueo se ha convertido en el rebusque de todo el mundo porque el salario no alcanza para nada. 

Acabar con la distorsión de precios pasa por un aumento de los alimentos y a la gente ya no le alcanza el sueldo. El gobierno gasta fortunas en el subsidio de la comida, pero buena parte de esos recursos terminan en Colombia y se pierden en corrupción y bachaqueo. Todos esos recursos se los podría ahorrar si deja de subsidiar a los que venden la comida (oferta) y establece un sistema de subsidio directo a la gente mucho más eficiente y transparente a través de una tarjeta de alimentación que funcione como cesta ticket. De esa forma puede garantizarse el acceso de todas las familias a los alimentos y pueden crearse las condiciones para reactivar la producción.

@PedroPabloFR


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